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D'Casa Arquitectura - ARQUITECTURA VIVA: ROJA VS BLANCA

Por: Isabel Rosas Martín del Campo



Febrero el mes del amor. Blanco y rojo prevalecen como símbolo imparable de un día que se ha elegido para recordarnos que debemos amarnos y o a quienes amamos. Pero, qué pasa cuando estos colores se separan. Sus significativas connotaciones abundan de tan distinta suerte. El rojo, el primer tono al que se le puso nombre: “Rojo” quizá porque cuando se nace la sangre viva corre y cuando se muere la sangre deja de correr. Acaso lo más importante no es la vida y también la muerte, ambas son símbolo de permanencia; cada una con diferentes cosmogonías. Y el “Blanco” el tono de la claridad y de la pureza, donde la paz hace su aparición.

El poder de los colores en la vida es tan basto como lo es la variedad que nos rodea cada día. Arquitectura blanca y arquitectura roja. Me pregunto qué pasaría por la mente del arquitecto empeñado en imponer el rojo en la totalidad de sus formas; más, desde luego, que aquel que decidió vestir su escultural belleza arquitectónica con los velos blancos de la pureza. Creo que el primero, apostó por la fuerza del rojo imponente, para evocar la vida: vibrante, sin cautela, vigorosa dejando el contexto sumiso a su lado, a las calles asombradas y a los edificios vecinos murmurando su desenfrenada pasión. O imagino a la bella pradera jubilosa de tanta osadía contrastada con su propio verdor tan vivo como el rojo incitante.



Así admiro la retadora libertad de Joäo Morgado en su obra la Casa das Artes Miranda do Corvo en Portugal. Majestuosa y monumental se levanta sobre la alfombra natural que lo alberga cómplice de su belleza cromática; cuyo objetivo es alojar dentro de su recinto la cultura y el arte. Desde luego, el rojo es demarcación de que el arte es vida y pasión. Como el Barcode, San Petersburgo de Alexey Naroditskiy un sugestivo centro comercial desplantado sobre el gris del pavimento que sumiso soporta con admiración su subliminal código de barras. Su literalidad arquitectónica se impone sin discreción. Así puedo no olvidar el complejo habitacional Muralla Roja del recién fallecido arquitecto español Ricardo Bofill quien siempre mostró una predilección por la arquitectura rupturista sin ideales funcionalistas y racionales. Los enrojecidos titanes de concreto se desplantan de tal suerte que pareciera que emergieron del agua para imponer su furia. La reciente y controvertida serie el juego del Calamar mucho se inspiró en sus atmósferas de espacios interiores en estos recintos que hablan sobre la vida y sobre la muerte.

Finalmente, llamaron mi atención las Viviendas encargadas por la cooperativa sueca SKB de André Pihl, cuyo prisma de concreto rojo con cubos salientes de luz de vidrio parecieran geométricos contenedores de plasma eyectados al vacío del exterior. Una vez más para hacernos sentir que el rojo es el color, ante todo, de la vida en cualquiera de sus temperaturas.




Cambia la sensación visual cuando se trata de ennoblecidos edificios por el estirpe del blanco, su perfección, su callada conformidad por el lugar común. El edificio blanco a diferencia del rojo no enfrenta, no seduce, no altera, no es controvertido. Simplemente se amolda a cualquier contexto. Puedo citar a pocos o a muchos. Que importa, hoy la moda nos impone paletas de color donde la neutralidad acalla la viveza de los colores. Calles enteras lucen silenciosas, sin pretensiones, pensando que la neutralidad es la belleza que dicta la estética. Sin saber que los colores estimulan, promueven y avivan la vida.

Cómo podría determinarse una arquitectura sin la viveza del color. Quizá creyendo que la vida está dada en la vegetación que la acompaña, o en el juego de claros oscuros que danzan al capricho del sol, o tal vez, en el movimiento propio del usuario. Pero el blanco, es verdaderamente un color, por qué tan silencioso y prudente ha podido desplazar la soberanía de los cromáticos y espectrales colores que se reparten en todos y cada uno de los elementos en la naturaleza. A lo mejor su imponente perfección es un disimulo impuesto, después de todo usarlo no requiere esfuerzo de combinación.


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